Adaptarse es lo mejor?

Una de las competencias profesionales que se valoran más es la capacidad de adaptación, pero llevo unos días dando vueltas y he llegado a la conclusión de que es un arma de doble filo y que, mal entendida, puede tener consecuencias contradictorias y extrañas…

 

La adaptación se entiende como el proceso mediante el cual un organismo se ajusta al ambiente en el cual se encuentra para poder sobrevivir.  Darwin lo aplicó en su teoría de la selección natural.  A modo de resumen, sólo sobreviven aquellos que consiguen adaptarse al medio de una forma exitosa, realizando una suerte de evolución adaptativa y de esta manera desarrollando  una ventaja en comparación con el resto de organismos.  Nunca había llegado a pensar a un nivel tan específico cómo la biología puede tener tanta relación con la vida profesional…

 

La adaptación parece ser que es lo que se lleva.  Me adapto a las nuevas formas de comunicarme a través de las redes sociales, porque si no me quedo atrás, independientemente de la usabilidad realmente útil que le pueda dar, la cuestión es adaptarme, no desentonar del resto.  El momento camaleón de todo ser humano.  También me adapto al mercado laboral, ya que si no lo hago me quedo fuera.  Y me adapto a la oferta de formación, a los nuevos modelos de curriculum, al nuevo puesto de trabajo, a la empresa en la que trabajo… mi vida es una continua adaptación, porque si no, me quedo fuera, y eso, no lo quiero… ¿cierto? Quedarme fuera de la corriente mayoritaria, fuera del mercado laboral, fuera de lo que se lleva, ser un outsider de la corriente general… es malo… ¿no?

 

La adaptación, si se entiende como un “hacer-algo-para-no-quedarme-fuera” no sólo es un error, si no que va en contra de la propia coherencia del ser humano, que parece que no está de moda pero es muy importante para sentirse bien con uno mismo.  Adaptarse es bueno, pero sin perder la identidad, y eso sí que es difícil.  Si utilizo unas herramientas para buscar trabajo porque son las que se llevan, pero ni les veo un objetivo claro, ni me gustan, ni tan siquiera me aportan una nueva vía de éxito en la búsqueda, ¿para qué las utilizo realmente?  ¿Por estar?  ¿Por no desmarcarme?  Realmente, lo interesante y lo creativo es desmarcarme, salirme del camino, dejar atrás el disfraz de camaleón.  Porque la innovación de la que tanto se habla, la verdadera creatividad, se resume en buscar alternativas y en no seguir los caminos marcados y que utilizan todos, que no por ser algo mayoritario quiera decir (ni mucho menos) que sea lo mejor, ni tan siquiera lo bueno.

 

Adaptarse es un arma de doble filo y debe ser llevada a cabo de manera inteligente, sin dejar de ser quien realmente somos cada uno/a, sin dejar de pensar o de expresarnos, y por supuesto, sin dejar de lado en lo que creemos.  A la hora de buscar trabajo, adaptaré herramientas, caminos u objetivos, pero sin perder de vista la meta, ni dejando de lado aquello que me resulta útil simplemente porque no sea cool.  A la hora de incorporarme a un trabajo nuevo, conoceré el entorno, donde y con quién estoy, y seré yo, no un nuevo producto adaptado al lugar.  Porque si todos/as nos adaptamos a lo que nos rodea, si hacemos lo mismo, difícilmente seremos capaces de desmarcarnos de los demás, de crear cosas diferentes y, en definitiva, de ser profesionales capaces de despuntar.

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